
Peregrinar con la parroquia
Al peregrinar, todas las personas formamos comunidad cristiana que camina hacia su Señor.
Iniciamos una peregrinación para ir a un lugar en que encontrarnos con el Señor o algún santo que nos muestra el camino para llegar a él. Pero más allá de los lugares que vamos recorriendo, también hacemos un camino interior junto al resto de hermanos, un camino de conversión y de búsqueda de la verdad más profunda que da sentido a nuestro vivir diario.
Del mismo modo que la parroquia es lugar de encuentro y ayuda a crear comunidad, también las peregrinaciones hacen parroquia porque nos permite conocernos mejor, cada uno con sus fortalezas o debilidades, y compartir experiencias de fe.
Superar el camino y llegar a la meta nos hace crecer en esperanza y superación cristiana. Del mismo modo que hemos superado las dificultades físicas del viaje con esfuerzo, también podemos superar los fallos o flaquezas que nos hacen vivir con mediocridad.
Las peregrinaciones en comunidad provocan el que surjan gestos de ayuda y de compartir entre todos, gestos de encuentro con uno mismo y de fraternidad con los hermanos, fortaleciendo la vivencia comunitaria de la fe.